Por Bárbara Izquierdo
Diciembre es el mes de las luces, los balances, las celebraciones y los mensajes de gratitud. También es el mes donde más personas visibles
se sienten agotadas… y menos lo dicen.
En redes sociales vemos sonrisas, cierres de año “exitosos”, agradecimientos públicos y promesas para el nuevo ciclo. Pero detrás de muchas de esas publicaciones hay algo que casi nunca se muestra: un cansancio profundo, silencioso y acumulado.
No hablo del cansancio físico.
Hablo del cansancio emocional de sostener una imagen, una carrera, una expectativa.
El cansancio que no se ve
Quienes brillan en público (líderes, artistas, influencers, creadores) suelen cargar con una presión constante que no se detiene en diciembre. Al contrario: se intensifica.
Porque diciembre no solo cierra un año. Cierra expectativas, comparaciones, resultados y juicios internos.
Aparecen preguntas como:
- ¿Fue suficiente lo que logré?
- ¿Estoy donde “debería” estar?
- ¿Puedo parar sin que todo se caiga?
- ¿Quién soy si bajo el ritmo?
Este cansancio no se publica porque no “queda bien”.
Porque no encaja con la narrativa del éxito permanente.
Porque muchas personas visibles sienten que mostrarse cansadas es sinónimo de debilidad.
Y no lo es.
El peso invisible de cerrar el año siendo visible
Acompañando a personas que ya llegaron, he aprendido algo clave: el cansancio de diciembre no viene del trabajo, viene de la autoexigencia.
De haber sostenido durante todo el año:
- decisiones importantes
- miradas ajenas
- expectativas externas
- presión por no fallar
- necesidad de rendir incluso cuando el cuerpo pide pausa
Diciembre actúa como un espejo. Amplifica lo que fue sostenido en silencio.
Por eso muchas personas exitosas llegan a estas fechas con una mezcla de gratitud y agotamiento que no saben cómo nombrar.
Cuando el éxito no descansa
Existe una creencia muy instalada:
“Si ya lograste tanto, no deberías sentirte cansado.”
Pero el éxito no anestesia.
El éxito exige.
Exige presencia.
Exige coherencia.
Exige sostener una identidad pública.
Cuando no hay una regulación interna del éxito, diciembre se vive como una prueba más que superar, no como un espacio para integrar.
Y ahí aparece el verdadero desgaste: el de no permitirse bajar la guardia.
El cansancio de sostener quién eres para los demás
Uno de los mayores agotamientos que veo en personas visibles no es el hacer, sino el sostener quiénes son para los otros.
- La referente
- El líder
- La inspiración
- El ejemplo
- La marca
Cuando la identidad se fusiona demasiado con el rol, el descanso deja de sentirse seguro. Porque descansar implica:
- dejar de rendir
- dejar de demostrar
- dejar de responder
- dejar de sostener
Y eso da miedo cuando todo el año estuviste siendo observado.
No es falta de gratitud, es necesidad de pausa
Quiero decir esto con claridad:
Sentirte cansada en diciembre no te hace desagradecida.
Te hace humana.
La gratitud no elimina la necesidad de descanso.
El éxito no cancela el derecho a parar.
El problema no es sentir cansancio.
El problema es no saber qué hacer con él.
Ahí es donde mi trabajo entra.
El éxito con alma también sabe cerrar ciclos
Cerrar el año con alma no es hacer más. Es integrar. Es preguntarte:
- ¿Qué sostuve este año que necesito soltar?
- ¿Qué versión mía necesita descanso?
- ¿Qué expectativas ya no me representan?
- ¿Qué quiero seguir sosteniendo… y qué no?
El cansancio bien escuchado no destruye. Ordena.
Brillar no debería doler
Acompañar a personas visibles me ha enseñado que el verdadero lujo no es terminar el año con más logros, sino con más paz interna.
Un éxito que te deja exhausta no es sostenible.
Un éxito que no te permite parar no es éxito, es presión.
Existe otra forma de crecer. Una que no exige romperte para sostener lo que construiste.
Lo que no se publica también importa
Este diciembre, quizá no publiques tu cansancio. Pero no lo ignores.
Escúchalo.
Respétalo.
Cuídalo.
Porque el éxito que no se regula internamente termina pasando factura.
Y mi trabajo (mi verdadera vocación) es acompañar a quienes ya llegaron a sostener su vida interna con la misma fuerza con la que sostienen su vida pública.
Si este artículo resonó contigo, es porque ya sostienes mucho.
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