El Coaching empresarial


El coaching parte del precepto que las acciones de un ser humano determinan los resultados que éste obtiene a lo largo de la vida,  en sus distintos roles. Las acciones a su vez tienen su origen en las creencias que una persona acumula a lo largo de su existencia dando origen a la historia personal de ese individuo.


Cuando una persona tiene una brecha entre el punto de su vida donde se encuentra a nivel personal o laboral y la situación donde quisiera estar, lo llamamos quiebre. Estos quiebres son el resultado de la manera de conducirse en la vida de todo ser humano, solo cuando hay una diferencia desfavorable en lo obtenido y lo deseado.  Cuando una persona obtiene más de lo que espera simplemente aumenta su nivel de satisfacción y felicidad, es una victoria privada, que deriva en muchos casos victorias públicas, por lo tanto, en este caso no se generan quiebres.
Los quiebres son totalmente subjetivo, puesto que una misma persona puede sentir que determinada circunstancia es un quiebre en un momento de su vida, pero años antes no lo fue. De igual manera, lo que es un quiebre para un individuo no lo es para otro. Es así, como de todo lo anteriormente expuesto, surge el oficio del coaching ontológico empresarial, como un líder que guía a sus cocheados a través de una experiencia de aprendizaje, con la finalidad de generar nuevos caminos que lleven a los individuos, equipos y organizaciones hacia mejores escenarios, en algunos casos, nunca imaginados.
Dentro de las organizaciones hay todo un universo muy bien estructurado de individualidades y  roles que deben interactuar en equipos de trabajo para el logro de las metas empresariales. Cada persona va a la empresa cargado de sus creencias, quiebres, expectativas, deseos de aprender y es allí donde la función del coach ontológico empresarial es vital para ayudar a los gerentes a expandir el conocimiento, sacando lo mejor de la gente en pro de la empresa y de ellos mismo, ya que individuos plenos y felices son trabajadores más productivos.
La capacidad de avanzar de una organización esta ligada a la capacidad de aprender de los miembros que la integran, y cada individuo posee un límite en la habilidad de aprender, generadas por sus propias creencias. Aunque estudios científicos recientes, señalan que la dimensión del cerebro para generar nuevas experiencias y expandir sus funciones es ilimitado; a esto le han llamado plasticidad del cerebro.


Dentro de las organizaciones las relaciones de sus miembros son totalmente dinámicas, ya que cada individuo aporta su comportamiento, todo su ser al trabajo que realiza. Como parte de este “ser” tenemos la forma de relacionarse, diálogos y conversaciones (internas y externas) y sobre esta base se edifica un sistema dentro de las empresas, las familias, la sociedad en general. Estos comportamientos dan lugar a la historia, y esta a su vez a la estructura presente y el coach trabajará con cada individuo para “moldear” a través del aprendizaje, su sistema personal plástico, para acompañarlo hacia el cambio que representa una nueva estructura, siendo totalmente responsable a la vez, de conducirlo por caminos reales para el cocheado.
Cuando el directivo apoyado por un coach logra conducir a los miembros del equipo por nuevos caminos de acciones coherentes, consistentes y alineadas con los valores, objetivos, misión y visión de la organización, presenciamos un aprendizaje organizacional, pues para cambiar la empresa, primero hay que cambiar al trabajador.

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